Una reflexión sobre la muerte por el Dalái Lama nos enseña a vivir en plenitud
Harmonía / 2016-11-15
Comprender
la muerte nos enseña a vivir mejor, y aquí te contaremos cómo puede
ocurrir esta unión de conceptos contrarios. Además, por desalentador que
pueda parecer, el hecho es que la muerte nos alcanza a todos tarde o
temprano. Entonces, ¿de qué manera prefieres experimentarla?
La muerte es un suceso natural
ante el cual tenemos dos posibles actitudes: o evitamos el tema o
profundizamos en él. De acuerdo con el Dalái Lama, analizar y pensar en
la muerte nos ayuda a reducir el sufrimiento cuando nos aproximamos a
ella. Por eso, él invita a que pensemos en el fin de nuestra vida no
como una angustia sino como una reflexión saludable.
En un texto publicado en 1992,
el Dalái Lama decidió abordar el tema de la muerte desde una
perspectiva budista. Es decir, contemplando la muerte como un proceso
normal que debe aceptarse ya que ocurrirá en tanto que nos encontremos
en la existencia terrenal. Sus conclusiones son que sabiendo que no
podremos evitar la muerte, no tiene sentido preocuparnos por ella.
Para el Dalái Lama la muerte
es como un cambio de ropa que ya se encontraba muy gastada, pero no es
un final definitivo. Incluso si no sabemos cuándo, dónde, ni cómo
ocurrirá. Sin embargo, podemos tomar ciertas precauciones antes de que
se produzca realmente.
Precauciones ante la muerte de acuerdo con el Dalái Lama:
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Para morir bien, debe vivirse bien. Distanciarse de emociones como la ira, el apego o el miedo, y cultivando la paz en nuestra mente y nuestra manera de vivir.
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Para tener una muerte apacible, es mejor vivir sin violencia.
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Aunque el cómo y el dónde moriremos está determinado por fuerzas kármicas, nuestro estado mental al momento de la muerte puede influir en la calidad del próximo renacimiento. Fortalecer la tranquilidad y la virtud en la mente al momento de morir puede activar un karma que brinde un feliz renacer.
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La meditación constante enfocada en sentir la muerte beneficia que al momento de morir en realidad la persona pueda aproximarse a un punto de gran realización espiritual. Además, el cuerpo tarda más tiempo en descomponerse cuando se medita antes de morir.
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Además de aprender sobre nuestra propia muerte es muy importante ayudar a otros a morir bien. Así como cuando nosotros nacimos y fuimos cuidados para poder sobrevivir, debemos corresponder a los moribundos que no son capaces de valerse por sí mismos, ayudándoles a aliviar su malestar y angustia para que alcancen la paz. Por ejemplo, la atención afectuosa ayuda bastante en el sosiego del moribundo.
Es así como la muerte y la
vida trazan su íntima relación. Intentemos actuar en vida de manera que
podamos vivir la muerte con mayor tranquilidad y plenitud. Si vivimos
amando y ayudando podremos encontrar serenidad al final de nuestra vida.
Sigue con Meditación para una muerte consciente
Fuente
El libro tibetano de la vida y de la muerte de Sogyal Rimpoché
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